domingo, 18 de septiembre de 2011

Hace unos días pensamos con Agustina la necesidad de transparentar cuestiones que se relacionan con el Informe Académico N° 1, en lo que respecta a la investigación por parte de ustedes sobre el género de la divulgación científica.
Como muchos de Uds han intentado buscar revistas y se han encontrado con algunas dificultades, va este pequeño análisis ejemplificador, con el objetivo de, en principio sistematizar algunas nociones y en segundo lugar de mostrar que en materia de textos no es posible llegar a una definición tajante.
El artículo que vamos a seleccionar es de la revista MUY INTERESANTE. Pero antes necesitamos hacer un relevamiento general del contexto de situación en donde este se encuentra presente; a partir de esta investigación podemos ir vislumbrando cuestiones tendientes a la caracterización del género.
Si hacemos un poco historia, la revista muy interesante es una revista fundada en mayo de 1981 creada y publicada por el Grupo G+J España. Desde ese momento la amplitud de llegada del producto fue cada vez más importante. Si pensamos en sus características Muy Interesante es mensual, declarada por los propios productores como de divulgación y ciencia popular; observen este término “ciencia popular” ya nos estaría dando cuenta de un tratamiento de la información en especial, puesto que la intencionalidad está pensanda en cuanto a la diversificación de los lectores.
Los contenidos de la revista se extienden desde las ciencias biomédias, temas de la tecnología, el avance tecnológico, la astrofísica, hasta la psicología y la historia. La manera en que se construye el conocimiento es desde ese “sentido más popular” intentando atraer al lector que no es versado en esa disciplina, buscando la forma para que esté informado “de todo un poco”. Por ejemplo, la revitsa presenta las siguientes secciones:
Sociedad: sociología, pareja, consumo, comportamiento, deporte...
Ciencia y tecnología: astronomía y espacio, futuro, ordenadores, automóviles, Internet...
Medicina: salud, nutrición, biología...
Naturaleza: ecología, aventura, medio ambiente, flora y fauna...
Cultura: historia, economía, actualidad

Observemos para clarificar mejor la siguiente portada:

Observarán que los elementos iconográficos al estar sobrecargando no sólo a la página sino también al texto, indican la “necesidad de mostrarse interesante al lector”. Por ello, sus mismos productores describen como indicio particular de ella la “riqueza visual, fotográfica e infográfica, así como por un estilo periodístico y divulgativo muy accesible a cualquier lector”. Fíjense que están declarando que el estilo es períodístico, lo que nos hace pensar no sólo en el léxico sino también en la forma de estructura la información dentro del texto; por ende, como vamos a observar la intertextualidad es muy poco trabajada, ya que no están interesados porque el lector comprenda desde dónde se parte para afirmar tal o cual cuestión, sino que la información se tratabajará sobre lo que se sabe y así se la presentará.
Si bien en los materiales que han leído, se enuncia que la divulgación científica tiene un estilo más descontracturado que el discurso teórico, esta publicación no estaría relacionada con ello, puesto que la aceptabilidad e intencionalidad son diferentes.
Lean a continuación los supuestos de donde parten los autores de la revista para su diagramación: “Sus lemas son La revista para saber más de todo y Muy interesante: entretenimiento inteligente.”
Teniendo en cuenta lo anterior, “entretener” es muy diferente a socializar los avances de las investigaciones, de los trabajos que se efectúan en el ámbito académico, los cuales intentan construir nuevas representaciones sobre cuestiones ya entendidas, ya aceptadas de esa manera.
No es menor esta consideración, puesto que nos posiciona frente a otra forma de construir la informatividad (el efecto novedoso) buscando en todas las producciones escritas.
Observemos ahora una afirmación explicitada por el mismo director de la revista:

Muy Interesante es la revista para saber más de todo. Periodismo moderno, información rigurosa e imágenes de impacto sobre ciencia y tecnología, salud y medio ambiente, cultura digital, el pasado del que venimos y el futuro que nos aguarda. Entretenimiento inteligente para lectores curiosos que quieren saber cómo funciona el mundo. Con los mejores autores, fotógrafos y dibujantes."
José Pardina,
Director de MUY INTERESANTE

Si bien aparece aquí la idea de construir “información rigurosa” entendemos que la rigurosidad establecida en las producciones textuales se realiza en pos, no de demostrar justamente lo complejo del pensamiento científico sino de interesar, de agradar, a ese lector en busca de “todo tipo de informacióin”.Ellos mismos, establecen que,  MUY INTERESANTE es la revista líder de divulgación general de actualidad. Noten lo expuesto dentro de la editorial de la revista sobre ello: “MUY INTERESANTE destaca por su calidad de información, rigor y amplitud temática”.
Fíjense que enuncian “divulgación general de la actualidad”, por lo tanto corrobora lo dicho anteriormente. Esta divulgación está en consonancia con la “socialización del saber” pero justamente, esa socialización se construye de una manera especial en relación  con el contexto de producción y recepción.
Es muy importante que nos detengamos a reflexionar sobre la expresión” amplitud temática”, ya que este indicio también no lleva a pensar en las características genéricas; el hecho de presentar varios temas, a veces no permite la profundización, aquella cuestión que la divulgación científica trabaja o trata de transparentar. Sigamos intentando observar esta cuestión: “MUY INTERESANTE da cada mes algo nuevo, algo diferente a los lectores. El resultado es una revista con personalidad propia, con la que se disfruta aprendiendo”.
MUY INTERESANTE está abierta a todos aquellos que sienten ganas de saber más. No tiene límites de sexo o edad: es para toda la familia. Es una revista que conecta con la actualidad más viva de nuestro tiempo”.
MUY INTERESANTE es la revista española más leída en el mundo y se distribuye con éxito en 22 países”.
Según el gráfico que hemos realizado en una  de las clases del martes, esta producción estaría rondando en el sector de las “divulgación periodísticas sobre ciencia”, lo que supone que no deja de lado la idea de que pertenece a “la divulgación”, que comparte con los textos de ese sector la misma manera de componerse, pero que dista en cuanto a la estructura de la información, su estilo, su forma de presentar la información.
Además, es la 1ª en audiencia y la 3ª en difusión de todo el mercado español de revistas mensuales. Líder en su sector, ha sabido aunar un alto nivel cultural con una audiencia masiva.
Veamos, entonces el texto seleccionado para este análisis (el mismo se encuentra en la sección sociedad):

Una aplicación informática para predecir los efectos de las políticas municipales




urna-votoIBM ha anunciado la creación una nueva aplicación de análisis que ayudará a los gobernantes a predecir el resultado de las decisiones políticas y sus posibles repercusiones en un futuro de hasta 25 años. Según la propia empresa explica en un comunicado, la herramienta está diseñada para "ayudar a los gobiernos" municipales a reducir o evitar "posibles consecuencias no deseadas".
Esta herramienta, desarrollada por IBM Global Business Services se conoce como "Sistemas dinámicos para ciudades inteligentes" (System Dynamics for Smarter Cities). La aplicación proporciona un interfaz que permite a los funcionarios crear un número indefinido de escenarios hipotéticos (de ahí lo de sistemas dinámicos) que sirvan de modelo para prevenir cómo los cambios en determinadas políticas pueden afectar al conjunto de la ciudad y a cada uno de los ciudadanos.
Según ha explicado a Muy Interesante Íñigo Osoro, director de análisis de negocio y optimización de IBM para España, Portugal, Grecia e Israel, "los diferentes departamentos de las Administraciones Públicas (transporte, educación, etc.) tienen poca interacción entre sí, incrementando las posibilidades de que una decisión tomada desde un área tenga un efecto inesperado en otra. Algunas veces estos efectos secundarios pueden ser negativos, o quizás dos acciones en dos departamentos diferentes puedan neutralizarse". La función de este simulador de política local es, por tanto, localizar esos desajustes y crear todos responder al "qué pasaría si" en todos los escenarios y posibilidades. En palabras del propio Osoro, el papel de "decidir qué es más prioritario para la ciudad en ese momento corresponde al equipo de gobierno", haciendo hincapié en que " no es una herramienta ideológica sino tecnológica".
Según resume el propio comunicado de IBM, algunas de las dinámicas que analiza esta aplicación informática hacen referencia a las variaciones en las tarifas del transporte público, tasas de matriculación en escuelas, índices de obesidad o emisiones de CO2, impuestos recaudados o consumo energético, la densidad de la población o el nivel de bienestar. IBM no ha aclarado tampoco qué sistema de medición del bienestar concreto utiliza su aplicación o si en estas dinámicas se analizan otros parámetros interesantes como el nivel de distribución de la riqueza entre los ciudadanos.
El representante de IBM ha especificado algunos de los parámetros que este sistema holístico utiliza para algo tan debatido y subjetivo como es la medición del bienestar: índice de obesidad, intensidad del tráfico, nivel de CO2, capacidad de consumo, renta per cápita o índice de paro y endeudamiento de las familias. Estas cifras son para IBM "variables que en sí mismas, miden el bienestar de manera objetiva, con independencia de la ideología o teoría política que quiera aplicar un equipo de gobierno". En ningún momento ha mencionado IBM que su sistema valore otras cifras representativas y utilizadas por algunos expertos para el cálulo del bienestar social como son la distribución de la renta o el gasto público.


¿Qué han podido observar de lo expuesto anteriormente? ¿Cómo y de qué manera se hace presente lo expuesto sobre la publicación en el escrito? ¿Se desarrolla un término específico sobre “políticas públicas”, sobre la manera en que se construye la información, la implicancia que tiene la información en el municipio?
La información se presenta, se desarrolla para que el lector esté informado de la cuestión, estableciendo relación con lo dispuesto en los supuestos desde dónde se construye la revista.

Les adjunto un texto de la revista TODAVIA, comparen vean y si pueden observen esta producción on line. Pueden tomar como referencia lo anotada más arriba sobre la manera de acceder a las características de la publicación. Seguimos en contacto

Economía

Apuntes para entender (algo) el agro argentino
Revisando viejas preguntas para encontrar nuevas respuestas

por Roberto bisang Profesor en la Universidad de Buenos Aires. Especialista en organización industrial, tecnología y análisis sectorial
Artista invitada
ana lía werthein


El campo de hoy tiene poco que ver con lo que era algunas décadas atrás. Incluso el paisaje presenta sorpresas: varias provincias norteñas y mediterráneas se han convertido en productoras de oleaginosas y cereales; la “pampa gringa” aparece despoblada de ganado a campo y la vera de las rutas está jalonada de avisos de empresas industriales que ofrecen insumos para el agro. A menudo vemos sofisticadas máquinas agrícolas desplazándose a lo largo del país, precedidas por las infaltables camionetas 4x4 (que seguramente usan, en forma parcial, combustibles vegetales), en las que no faltan celulares de alta tecnología, GPS y otros equipos de última generación. Inmensas fábricas de molienda y/o almacenamiento son comunes en distintos lugares del país, pero tienen una marcada concentración en unos pocos corredores portuarios, donde una aceitada logística canaliza las producciones locales de semielaborados hacia el exterior. Globalmente, medio siglo atrás “lo pecuario” duplicaba en valor a “lo agrícola”, mientras que las denominadas economías regionales competían con los cultivos pampeanos. Este “paisaje de la modernidad rural” contrasta, duramente, en algunas regiones, con la pobreza rural o el hacinamiento suburbano de las ciudades enclavadas en las regiones agrícolas. Fenómenos de tal magnitud y complejidad escapan a las interpretaciones simples y a las soluciones mágicas.

Todo hace pensar que algo sustantivo cambió en aquello que otrora se denominaba “el campo”. Viejas preguntas –sobre la renta, la dupla producción-innovaciones, la concentración, el empleo y la capacidad del sector para “derramar” desarrollo– quizás tengan respuestas distintas en vistas a la nueva situación socio-productiva. Recorramos brevemente estos cambios teniendo
in mente que quizás sea necesario no solo analizar esta nueva realidad sin preconceptos, sino también hacerlo usando nuevas categorías analíticas.

en tiempo pasado El punto de partida, hasta hace unas décadas, era una estructura productiva que dividía el uso de la tierra entre el agro tradicional (trigo, maíz, sorgo, lino y otros cultivos) en la denominada “región pampeana” y la ganadería, en el marco de un esquema de rotación plurianual. La ganadería, localizada parcialmente también en dicha área, estaba segmentada entre criadores –etapa inicial– e invernadores –engorde– de centenarias razas definidas por la alimentación pastoril. A su vez, la lechería también trabajaba preponderantemente sobre la base de pasturas naturales y completaba la trilogía de actividades núcleo de la zona pampeana. Desde una perspectiva microeconómica, en el modelo predominante, los productores (“chacareros”) operaban con una alta integración vertical de las actividades (tierras y equipos propios, semillas de autorreproducción, escaso uso de biocidas y fertilizantes, y fuerte presencia de mano de obra familiar); como tal, su contribución –vía multiplicador de gasto y/o inversión– al resto de la economía resultaba acotada. La mano de obra era inicial y centralmente la familia afincada en el lugar. El campo –como unidad productiva– era lo que quedaba confinado por el alambrado; ser del campo era vivir en el campo y unir el lapso de producción a las vicisitudes climáticas y los ciclos biológicos de plantas y animales. La fase siguiente era el desarrollo de las primeras etapas industriales –especialmente frigoríficos, usinas lácteas, molinería (en maíz y trigo)–, parte de la cual se orientaba a la exportación y el resto, al abastecimiento interno de las posteriores industrializaciones. Los alimentos finales eran producidos por una multiplicidad de empresas locales (unas pocas de gran tamaño y larga data) y algunas cooperativas y subsidiarias de multinacionales. El panorama se completaba con las denominadas “economías regionales”. Ubicadas en zonas particulares, su desarrollo se orientaba casi exclusivamente al mercado interno, con industrialización “en origen” e indudable impacto regional en términos de producción y empleo. Convivían empresas grandes con una multiplicidad de PyMES, pero siempre con un fuerte arraigo local.

Este perfil de “agro” fue abordado tradicionalmente a partir del concepto de sector, en el que la base era el agricultor y su activo crítico, la tierra (a la que se accedía a través de la propiedad y/o el alquiler). Los análisis tradicionales versaban sobre los problemas de la concentración de la propiedad de la tierra, dado que esta era el factor excluyente, sobre la relación entre tamaño de las explotaciones y productividad y sobre la existencia de rentas asociadas a la calidad diferencial de los suelos (los precios de los granos estaban determinados por las calidades marginales de la tierra, lo que otorgaba una renta extraordinaria a las parcelas más fértiles ubicadas en el denominado “cordón maicero”). En este contexto existían regulaciones generales (a través de medidas de corte macroeconómico) y específicas por actividades (el caso paradigmático fueron las Juntas Reguladoras) tendientes a establecer diversos equilibrios (entre la producción y la comercialización; entre la producción y la industria; entre la industria y el consumo; entre el consumo local y los mercados externos) o a impulsar determinadas actividades. Agro era sinónimo exclusivo de alimento, a la vez que la seguridad alimentaria aparecía como un tema ineludible de las agendas públicas. En contrapartida, el comercio internacional estaba centrado en materias primas y sujeto a fuertes restricciones y a sus consecuentes acuerdos bi y multilaterales.

los años recientes A lo largo de los últimos veinte años, en el plano local, la actividad en su conjunto cambió significativamente su estructura y funcionamiento, en el marco de un complejo e inconcluso proceso (donde conviven –en declinación– los perfiles antes mencionados con nuevas –y ascendentes– formas de organización).

En el ámbito internacional, el comercio creció aceleradamente sobre la base del intercambio de alimentos, pero también por el uso de los granos y aceites para biocombustibles (y en menor medida para insumos industriales). Rápidamente el agro se transformó en sinónimo de alimentos, biocombustibles e insumos industriales. Emulando experiencias industriales, el intercambio se volvió fuertemente interdependiente, a punto tal que comenzaron a estructurase cadenas de valor globales con múltiples localizaciones de abastecimientos y diversos grados de manufacturación. En la actualidad, alrededor del 50% del intercambio mundial corresponde a productos alimenticios terminados, mientras que los semielaborados y la materia prima (granos, animales en pie) cubren, con porcentajes similares, la mitad restante. Tales cambios no fueron neutros para la Argentina.

Mientr
as que a mediados de los ochenta, la producción de cereales y granos se hallaba en torno a los 25 millones de toneladas, los últimos registros la acercan a los 100 millones; la producción de lácteos, que oscilaba entre 4 y 5 mil millones de litros anuales, se duplicó para estar actualmente entre los 10 y 11 mil millones de litros anuales; en carnes, aun destinando entre 7 y 8 millones de hectáreas menos, el stock creció entre 2003 y 2008 para luego declinar, pero manteniendo una producción anual de alrededor de 3 millones. Carne de pollo, frutas, vinos y limones son otras actividades que también exhiben modificaciones sustantivas en sus registros. Es decir, las actividades relacionadas con “lo biológico” se tornaron sumamente dinámicas. Una parte (menor) de tal dinamismo se asocia a la expansión de la frontera cultivable, mientras que el grueso responde a mejoras tecnológicas y organizacionales. Las mejoras tecnológicas quedan reflejadas en los mejores rendimientos de los principales cultivos (por ejemplo, los rendimientos promedio del maíz crecieron poco más del 90% entre inicios de los años ochenta y la actualidad; los de soja un 30% y los de trigo, poco menos del 35%).

Las mayores producciones van acompañadas de cambios en el uso de la tierra: en los ochenta, agricultura y ganadería se complementaban y compartían por partes iguales el valor bruto de producción; en los últimos años, la agricultura –explica dos tercios de la producción– compite abiertamente con las producciones ganaderas. El contenido mismo del vocablo agropecuario está siendo puesto en duda, para dar lugar a la separación entre agrario y pecuario. Al mismo tiempo, en el interior de la agricultura, las producciones de oleaginosas –especialmente la de soja– han ganado en relevancia hasta cubrir poco más del 50% del tonelaje cosechado; cultivos otrora tradicionales como el lino y/o el sorgo han quedado relegados, mientras que el maíz (crecientemente reposicionado como materia prima industrial) y el trigo evidencian niveles productivos similares. Otras actividades como la vitivinicultura, los limones y las frutas (peras y manzanas) también han ganado relevancia en los complejos productivos. Así, el dinamismo agrícola, especialmente el oleaginoso, fue captando superficies tanto de la ganadería y la lechería en la región pampeana como de las economías regionales: diversas estimaciones señalan que la agricultura absorbió entre 7 y 9 millones de hectáreas adicionales en poco más de una década.

Desde el punto de vista organizacional, diversos cambios estructurales llevaron al surgimiento y predominio de un modelo caracterizado por la organización en red. En una descripción estilizada y reduccionista, este modelo de organización de la producción tiene tres pilares básicos:
a) quien lleva adelante las actividades agrícolas ya no es, necesariamente, quien posee la propiedad de la tierra (terratenientes); existen empresas que coordinan capital financiero, deciden las actividades a desarrollar y contratan tierras y servicios para llevarlas a cabo (las empresas de producción agropecuaria);
b) se profundiza la tercerización de las actividades de la otrora explotación agropecuaria y cobran mayor presencia los proveedores de servicios (los contratistas);
c) los proveedores de insumos industriales ocupan el centro del armado de la función de producción del agro (desde las semillas transgénicas a los herbicidas pasando por la fertilización masiva).
A partir de esta estructura, los intercambios (productivos, comerciales, tecnológicos) se sustentan mayormente en contratos –de arrendamiento, temporarios para la realización de actividades–, a la vez que la tecnología gana relevancia como sustento de la competitividad; buena parte de las innovaciones provienen de la industria y de los servicios.

La producción agraria ha ido ampliando así la cantidad de sectores involucrados y el número de empresas que, de manera directa o indirecta, aportan al negocio. A medida que se consolida este modo de organización, se desdibuja la figura del chacarero/agricultor y se la reemplaza por un conjunto de empresas –calificadas como primarias, industriales y de servicios– que en un “espacio rural ampliado” coordinan sus actividades.

¿qué es ser del campo hoy?Frente a esta estructura productiva, conviene revisar algunos conceptos. Comencemos con dos preguntas centrales: ¿qué significa “ser del campo”? y ¿cuál es el espacio de producción? Indudablemente, el lugar físico donde se desarrolla la producción sigue siendo la tierra, pero ahora, quien motoriza la actividad –la empresa de producción agropecuaria– no es habitualmente (y en su totalidad) su dueño ni tampoco quien vive in situ; por lo general, quienes manejan estos emprendimientos viven en alguna ciudad mediana o pueblo, desde donde viajan a las distintas localizaciones en las que cultivan. Los proveedores de servicios (que antes estaban en la chacra y formaban parte de la “agricultura familiar”) tampoco viven en el campo. Los centros de servicios (proveedores de insumos), los silos fijos y las empresas de acondicionamiento y calificación de granos, como asimismo el transporte, necesariamente se ubican cerca de las explotaciones, pero no dentro de ellas. La empresa de producción agropecuaria, en su intento de reducir riesgos, siembra en distintas regiones, lo que implica que el campo tradicional se relocalizó en otros espacios. Hoy se puede producir en un lugar y usar contratistas que compran los insumos en otro muy alejado; de esta forma la acumulación y posterior inversión se desdobla entre el espacio donde se produce y aquel donde se consume/invierte. Sin embargo, aun en este proceso, las empresas de las distintas actividades –de producción, prestadoras de servicios u oferentes de insumos– tienen un sentido de pertenencia “al campo” dadas las interrelaciones de sus actividades. “Ser del campo” hoy es estar involucrado en el negocio del campo en sus muy diversas y complejas subactividades. Como dijimos, esta nueva realidad conduce a adoptar un enfoque de red (en lugar de sector) para el análisis de su complejidad, ya que el agricultor tradicional ha sido reemplazado por múltiples formatos empresarios, que, más allá de sus rivalidades comerciales, se ven entrelazados por el interés común de una mayor renta y producción agregada.

Nuevas tecnologías (como el uso de las semillas transgénicas y la siembra directa), formas distintas de organización, modificaciones en los marcos regulatorios, clima de negocios y evoluciones previas, fueron concomitantes con cambios en el perfil de los agentes económicos en los agronegocios. Empresas agropecuarias nuevas (sin necesidad de poseer tierras), prestadores de servicios agropecuarios (contratistas), proveedores de insumos agropecuarios pero de origen industrial (oferentes de agroquímicos y semillas derivados de antiguas empresas químicas y/o farmacéuticas), compañías multinacionales alimentarias integradas a sus redes globales, firmas prestadoras de servicios de logística y transporte y (el renovado peso de) la gran comercialización masiva son, entre otros, conjuntos empresarios relevantes en esta nueva conformación de la actividad. En otros términos, “nuevos” y/o aggiornados segmentos empresariales interactúan en el reparto de la (creciente) renta generada.
se desdibuja la figura del chacarero/agricultor y se la reemplaza por un conjunto de empresas –calificadas como primarias, industriales y de servicios– que en un “espacio rural ampliado” coordinan sus actividades.
La forma reticular de organización, la presencia masiva de nuevos vínculos, el peso de las innovaciones y la multiplicidad de perfiles de agentes económicos conduce necesariamente a repensar la relación existente entre concentración y reparto de la renta. Sobre el primero de los conceptos, la relevancia de los activos intangibles (desde el conocimiento operativo de las diversas y complejas actividades agrícolas y pecuarias hasta las bases científicas de los comportamientos de plantas y animales) amplía y resignifica las categorías tradicionales (tierra, capital, trabajo); en el análisis se vuelve tan importante el tema de la concentración de la tierra como el de los conocimientos (sean estos incorporados en máquinas, semillas o animales) o el de las formas de aprovisionamiento de insumos (semillas, fertilizantes, herbicidas, etc.). En otro orden, más que la concentración de los diversos elementos que intervienen funcionalmente en el proceso interesa su acceso (mediante mercados competitivos) y la (eventual) existencia de barreras al ingreso. Acerca de la renta, el reciente dinamismo de los precios internacionales replantea la discusión: al tradicional argumento de las rentas generadas por la ampliación de las fronteras hacia zonas de menor calidad se le suman los “efectos tecnológicos”. En ese sentido, las expansiones responden no solo a la disponibilidad de tierras marginales, sino a su posible incorporación comercial de forma exitosa a partir de la incorporación de (sofisticadas) innovaciones; semillas modificadas genéticamente, nuevos procedimientos de cultivos, uso de herbicidas combinados y dosificación cada vez más precisa de fertilizantes son ejemplos de tecnologías que, permiten expandir la frontera productiva y a la vez “demandan” parte de la renta que generan (más allá de las preexistentes en la naturaleza); si a ello le sumamos la profusión de nuevos agentes que operan en la red y las asimetrías existentes en la generación y difusión de conocimiento todo lleva a concluir que el reparto de la renta opera con un modelo mucho más complejo que antaño.

En síntesis, un intento de comprender el presente para proyectar un futuro con mayores aportes de esta actividad al desarrollo inclusivo amerita una desapasionada lectura, la revisión de añejas –pero no por ello menos relevantes– preguntas y el uso –en sus respuestas– de nuevas miradas sobre una realidad que ha ganado en complejidad y riqueza analítica.
Publicada en TODAVÍA Nº 25. Mayo de 2011

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